Naomy Oliveros y Donni De Gracia Pitty son dos de los paramédicos más experimentados en el Sistema Único de Manejo de Emergencias Prehospitalarias (SUME). A pesar de no tener parentesco familiar ni conocerse antes de ingresar, ambos comparten una profunda empatía y vocación de servicio.

Con 15 años en el SUME, Oliveros y De Gracia forman parte de un grupo de 83 paramédicos que comenzaron su labor el 19 de febrero de 2009, cuando la línea 911 inició operaciones. Hoy, el personal del SUME ha crecido a 564, integrando técnicos y licenciados en urgencias médicas.

Comienzos y formación

Naomy, originaria de la ciudad capital, y Donni, de Puerto Armuelles, Chiriquí, comenzaron su trayectoria en el SUME tras una capacitación con la Cruz Roja de Israel.

Oliveros recuerda que, desde el inicio, la empatía ha sido fundamental en su labor: “A veces, los adultos mayores nos llaman solo para hablar. Les escuchamos y eso es suficiente”.

Por su parte, Donni, con seis años de experiencia previa, ha compartido sus conocimientos con los más jóvenes, para ayudar a desarrollar su potencial.

Adrenalina y satisfacción

El trabajo de Naomy y Donni está lleno de adrenalina y satisfacción. Sus turnos de ocho horas están marcados por la intensidad de cada llamada. En algunos lugares del país, los paramédicos llegan a trabajar hasta 24 horas.

“La adrenalina empieza desde que recibimos la llamada y manejamos hacia el lugar. A veces, los pacientes nos dicen que llegamos tarde, pero siempre nos enfocamos en atenderlos”, explica Donni.

Naomy, asignada al puesto de Villa Olímpica, siente que su mayor recompensa es estabilizar a un paciente y asegurar su bienestar: “A veces no escuchamos un ‘gracias’, pero mi satisfacción es que cumplimos con nuestra labor”.

Donni también encuentra gratificación en el reconocimiento de sus pacientes: “Es conmovedor que algunos me recuerden después de meses y me saluden. Ver que están bien es un gran logro”.

Momentos difíciles

Ambos paramédicos han enfrentado momentos difíciles. Naomy relata una experiencia desgarradora al atender un caso de muerte súbita en un bebé, lo que le impactó profundamente como madre. “Aprendí a manejar estas situaciones con el tiempo, pero siempre es un desafío dejar el trabajo en la ambulancia y no llevarlo a casa”.

Donni menciona que lo más doloroso es asistir a pacientes con cáncer en sus últimos días, donde su intervención es limitada. Estos momentos les recuerdan la fragilidad de la vida y la importancia de su labor.

Celebración del Día del Paramédico

Naomy, Donni y sus 562 compañeros del SUME celebrarán el próximo 10 de octubre el “Día del Paramédico”, una ocasión para honrar su dedicación y el impacto positivo que tienen en la comunidad. Su compromiso y empatía son un testimonio del valor del servicio en momentos de crisis.